La
próxima Semana Santa será muy especial debido a los cambios que nuevas juntas
de gobierno están implantando en sus respectivas hermandades. Sin duda la
apuesta con más fuerza será en la tarde
del Viernes Santo, cuando Ntra. Señora de la Soledad de San Jerónimo presente
al Señor del Descendimiento sobre andas portadas por dieciséis hermanos, mis
felicitaciones a estos nuevos aires que han llegado a la hermandad. Pero hoy mi
texto va dirigido a la que es mi cofradía de “cuna” y a mis hermanos
costaleros, esa gente que respira devoción y arte cuando están cerca de María.
Siempre
he soñado con esta oportunidad que hoy nos brindamos de hacer algo grande, demostrarnos
a nosotros mismos que las cosas están cambiando en la hermandad y en nuestra
cuadrilla, que somos gente que sale a la calle con la fe por bandera y la
creencia por escudo, que nadie dude de nosotros, María se lo merece, y Granada
no espera menos. Es nuestra obligación saber
estar cerca de ella, creando ese ambiente fúnebre y a la vez mágico que tiene la
Virgen cuando enfrentamos la mirada. Es más bonito si acompañamos en silencio, oiremos
que respira y apreciaremos alegría en su llanto. Ella es la Virgen que raja de
arte mi barrio y temblores provoca la tarde del Jueves Santo. ¡Vamos a ser hombres de raza y categoría hermanos, serios pero de
barrio!
Este
año la cuadrilla es solo una, compuesta por los que estaban y los que no, depositando
la confianza unos en los otros. Sería imperdonable perder la oportunidad que
nos hemos dado. Somos costaleros y debemos renunciar al capricho de un “quietos” por los demás, sacrificio,
obediencia y seriedad es lo que derrama esta cuadrilla en cada levantá, nosotros somos “lo diferente”, demostrémoslo.